Hay muy pocas razones para seguir usando suavizante; es malo para tu ropa, tu salud y el planeta.
El suavizante es un producto que usamos casi sin pensar, forma parte del hábito de lavar ropa y no le damos demasiada importancia. Además, los fabricantes le asignan un montón de “beneficios” —algunos se cumplen mejor que otros— como un aroma agradable, una textura más suave, menos arrugas o electricidad estática.
Sin embargo, la realidad es que el suavizante es, en realidad, muy contaminante y está repleto de químicos que pueden afectar a tu salud, el medio ambiente e incluso el aire de tu hogar. Son muchos los expertos que afirman que comprar suavizante es tirar el dinero. Te explicamos por qué:
Los suavizantes cumplían una buena función en el pasado, cuando los detergentes eran demasiado abrasivos y dejaban la ropa rígida, pero ese ya no es el caso. Los detergentes actuales cumplen bien su función sin apelmazar ni acartonar las prendas. Por eso, el suavizante es una inversión innecesaria.
Además, la forma en la que están diseñados para funcionar daña los tejidos. El suavizante añade una fina capa lubricante a las fibras de la prenda sobre la que se aplica; esto hace que las cargas negativas se neutralicen y se obtenga un tacto agradable. No obstante, esto también provoca que las fibras se vuelvan elásticas, lo que provoca que las prendas duren en buen estado mucho menos tiempo. También pueden provocar manchas y con el paso del tiempo crean una capa de residuo en la lavadora, lo que puede llegar a afectar a su funcionamiento.
Sin embargo, este no es el problema más grave. Los suavizantes contienen amonios cuaternarios, también conocidos como quats, un químico conocido por su capacidad para provocar problemas respiratorios como asma. También existen estudios que vinculan este químico con problemas en el sistema reproductivo. Por tanto, se recomienda evitar los productos que contienen:
- distearyldimonium chloride
- diethyl ester dimethyl ammonium chloride
- hydroxyethyl methyl ammonium methyl sulfate
Las fragancias son otro de los grandes problemas para la salud. Los suavizantes contienen ftalatos, químicos conocidos por poder ser acumulados en el cuerpo y a los que se les vincula con problemas dérmicos como irritaciones, dermatitis o problemas en la salud respiratoria y reproductiva. De igual modo, los colorantes que contienen estos productos suponen también un riesgo para la salud.
Finalmente, los suavizantes tienen un impacto medioambiental relevante. Generalmente, contienen aceite de palma y productos derivados del petróleo: el primero supone un gran riesgo para el planeta (te lo explicamos en este post), el segundo es uno de los mayores responsables de emisiones de CO2.
Afortunadamente, dejar de consumir suavizante no significa que tengas que renunciar a sus beneficios. Para conseguir suavidad y un efecto esponjoso en tus tejidos, añade un cacito de bicarbonato de sodio junto con el detergente. Si tu ropa está fabricada en tejidos naturales como algodón, también puedes añadir vinagre (aunque te recomendamos que hagas pequeñas pruebas primero para comprobar el olor). Si lo que buscas en un suavizante es fragancia, entonces añade unas gotas de aceite esencial junto con tu detergente, agua de rosas o lavanda o bolas de secado perfumadas.
¿Seguirás usando detergente después de saber lo dañino que es?