Todos conocemos la regla de las tres erres —reducir, reciclar y reutilizar— que busca desarrollar hábitos de consumo sostenibles para cuidar del medio ambiente. Tres reglas para aplicar en conjunto. No obstante, en las últimas décadas, la reina ha sido el reciclaje, que se ha considerado como la solución más eficaz para la gestión de residuos.

En cambio, hoy en día sabemos que el reciclaje está lejos de ser la solución ideal, ya que la contaminación, en particular por plásticos, sigue creciendo; el reciclaje ya no es una solución para uno de los mayores problemas medioambientales a los que nos enfrentamos.

El problema del plástico

En el imaginario colectivo, los productos fabricados en plástico reciben una nueva vida una vez su vida útil termina. Esto ha provocado que empresas y consumidores se sientan bien al utilizar más recursos que en el pasado, ya que, en teoría, el problema acaba una vez depositamos el producto en el contenedor pertinente.

Sin embargo, se estima que solo el 10% de todo el plástico que se ha creado en la historia se ha reciclado. Hay muchos motivos por los que nos enfrentamos a estas cifras:

  • Todavía muchas personas no separan los residuos.
  • Muchos países externalizan la gestión del reciclaje de plásticos. Esto supone que se pierda el control sobre el destino de los residuos, que en numerosas ocasiones se incineran o acaban en una fosa.
  • No todos los plásticos son iguales. No todos los plásticos presentan la misma composición, ni todos los productos presentan solo plástico. Esto causa que sea extremadamente costoso separar los distintos tipos de plástico.

El reciclaje contamina

Es cierto que el reciclaje tiene un impacto positivo en el medio ambiente frente a la ausencia de este, ya que disminuye la presencia de desechos. No obstante, es un proceso complejo que requiere un consumo de energía elevado.

La actividad de las plantas de reciclaje conlleva un consumo intensivo de energía. Por tanto, aunque el reciclaje presente beneficios frente a la creación de nuevos productos, también contamina. Además, como ya hemos mencionado, muchos productos con plástico no pueden reciclarse o quieren reciclarse como consecuencia del coste económico del proceso.

Un mejor enfoque a la crisis de los plásticos

La economía circular podría ser un enfoque más adecuado para hacer frente a la crisis de los plásticos. Este modelo económico propone producir menos y reutilizar más: reparar, compartir, alquilar, reutilizar.

Por supuesto, optar por productos reutilizables y fabricados con materiales mucho más benevolentes con el entorno es otra alternativa para responder a la crisis del plástico. Dejar atrás el plástico nos permite rediseñar productos para que sean más eficientes y reducir nuestro impacto medioambiental.

Consumidores y marcas debemos cambiar nuestro enfoque hacia el reciclaje, comprender que es un proceso poco eficiente y dar prioridad a la reducción y la reutilización de productos.

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